Un cuerpo sano influye directamente en tu bienestar diario y la manera en la que puedas envejecer. Una buena alimentación y el ejercicio constante favorece que tengamos una circulación y digestión eficientes y una buena fuerza muscular y en los huesos.
¿En qué se traduce esto?
Nos permite tener una vida activa y un fuerte y sano sistema inmunológico que nos ayude a prevenir enfermedades. Pero es que además, los beneficios de tener un cuerpo saludable también incluyen gozar de un buen estado de ánimo, una mayor agilidad y agudeza mental, y una reducción del riesgo de padecer enfermedades de tipo crónico.
Nuestro bienestar aumenta
Si tu metabolismo está funcionando bien, tendrás más energía y menos dolores de cualquier tipo. Tener una alimentación equilibrada es necesario para facilitar todos los procesos que tienen lugar en nuestro cuerpo.
Descansar por la noche repara nuestras células y nos prepara para mantenernos a tono al día siguiente.
Un sueño de mala calidad o una dieta desequilibrada o deficiente harán que no podamos estar en forma en nuestro día a día y producir fatiga. Una buena alimentación hará que podamos tener una buena condición física y mental. Hacer ejercicio de una manera constante hace que nuestro corazón, pulmones, músculos y huesos estén sanos y preparados para nuestros quehaceres diarios.
Las enfermedades y lesiones se reducen
Cuando mantenemos un cuerpo saludable, las probabilidades de que se produzcan infecciones son menores. Hábitos diarios de vida saludables, que incorporen una buena nutrición, el ejercicio y el fortalecimiento de los huesos y de los principales músculos, evitan lesiones como esguinces articulares, tirones musculares y fracturas óseas.
Si añadimos una dieta rica en vitamina C y un sueño de calidad y reparador, fortalecemos nuestro sistema inmunológico. Los expertos indican que somos menos propensos a coger la gripe o resfriados, si dormimos bien y en una cantidad suficiente, especialmente en el caso de los adultos mayores.
Nuestro peso se mantiene
Cuando estamos en forma, el cuerpo está activo y más tiempo en movimiento, lejano de la inactividad, lo que significa que está quemando calorías, siendo el resultado que tu peso se mantiene estable.
Los expertos aconsejan hacer 30 minutos de ejercicio moderado, todos o casi todos los días, y comer alimentos bajos en grasa con un alto contenido en vitaminas, fibra y minerales. Ello nos ayudará a controlar nuestro peso, lo que deriva en tener un sistema cardiovascular saludable.
Nos ayuda a prevenir enfermedades crónicas
Para reducir el riesgo de enfermedades del corazón y cardiovasculares hay que seguir una dieta baja en sodio y en grasas sólidas, ya que mantiene la presión arterial normal y la salud de nuestras arterias. Tener un peso saludable y mantenernos en él también reduce las posibilidades de desarrollar diabetes y muchas formas de cáncer.
Apostar por una buena salud física (y mental) y mantenerla a lo largo de tu vida es la mejor forma de prevenir estas enfermedades que se desarrollan con el paso del tiempo.
Resumiendo: La alimentación, el ejercicio y el descanso van de la mano. Para tener un cuerpo en forma es necesario consumir alimentos bajos en grasa, con un alto contenido de nutrientes y ricos en agua.
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